La piratería siempre es mal vista, cuando por otro lado es un medio de difusión masivo para los artistas, esto depende mucho del punto de vista de quien lo vea.
Para la disquera la piratería es mala, ya que las ventas no son las mismas que antes y no obtienen tantas ganancias, provocando así el desempleo, el no lanzamiento de nuevos proyectos y la no inversión en promoción de artistas ya posicionados que a su vez terminan algunas veces poniendo de su propia bolsa para dicha promoción.
Para los comerciantes que venden discos piratas pues obviamente es bueno ya que todo es ganar ganar (excepto cuando las autoridades les quitan su producto jeje), generan “empleos” (entre comillas, ya que no pagan impuestos) y pueden dar sustento a sus familias. Un hecho es que la maquila, distribución, alcance y ventas de estos discos es mayor que el de una disquera, ya que llegan a pueblos donde la industria del disco no ha llegado por falta de “Modernidad”.
En base a lo que marca la Industria Discográfica o Music Business, para que un artista se vaya de GIRA (que es de donde realmente ganan los artistas), tiene que vender determinado número de copias para que esta se lleve acabo. (Nota: Los artistas no ganan mucho y a veces nada de regalías por venta de discos.)
Y por otro lado la gente que igual no paga un disco de $120 pesos en tiendas como Mixup, Tower Records o Discolandia, prefiere comprar su disco pirata por $10 pesos y si pagar por ir a los conciertos de $300 hasta $1,500 pesos.
Es aquí donde nos preguntamos ¿Qué le conviene al artista? ¿Que se acabe o no la piratería?
Una solución podría ser cobrar regalías a los discos de la industria del disco pirata y sacar los premios o grammy´s por venta, podrían llamarse el “Bucanero de Oro”, “El Corsario de Plata” o el “Jack Sparrow del Disco”.